El lunes asistí a las 8.55 a la clase de 3º ESO
A con mi tutora. Al inicio de la clase, la profesora recordó que el martes
sería el último día para entregar la autorización y el dinero para participar
en la actividad extraescolar “La senda del poeta”, prevista para el viernes 28
de marzo.
Una vez aclarado este punto, la profesora pasó a
explicar los valores del “se”. Para ello, entregó una ficha a los estudiantes
en la que se recogían los distintos valores del “se” con ejemplos muy claros de
cada caso. Explicados los tres primeros casos, la profesora escribió en la pizarra
oraciones en las que se utilizaban diferentes valores del “se” para que los
alumnos las analizaran sintácticamente. Para finalizar la clase, Carmen les
recordó que el próximo día ocho de marzo es el día de la mujer trabajadora y
que por ese motivo el centro está organizando una actividad en la que se
expondrán en el hall de la primera planta una serie de murales sobre escritoras
españolas y latinoamericanas. Para que los alumnos escogieran la autora que
desearan les entregó una lista con más de cien nombres y les pidió que marcaran
la que fueran a preparar, para que no coincidieran dos murales iguales.
A las 9.50 acudí con la tutora al grupo de 2º de PCPI.
La sesión estuvo dedicada a realizar actividades sobre el predicado verbal y a
resolver dudas al respecto de cara al examen que el grupo tendrá la próxima
semana.
La hora siguiente al período de recreo correspondía a
la atención a padres. En esta ocasión, la tutora tenía que llamar por teléfono
a una madre con la que había fijado previamente la comunicación. Para ello, la
tutora bajó al espacio que el centro tiene dedicado a que los profesores llamen
a los padres y madres, tanto para tutorías como para informar si algún alumno
se encuentra enfermo o ha tenido un percance o accidente. Cada llamada que se
realiza debe quedar anotada en un registro de llamadas que hay junto al
teléfono.
El martes comencé la jornada asistiendo a la
tutoría de 1º ESO A para ver cómo el tutor tenía organizada la segunda parte de
la actividad de educación emocional que habían iniciado en la última sesión de
tutoría. Antes de pasar a la actividad, el tutor les preguntó cómo llevaban los
exámenes y si ya tenían las notas de los que habían realizado durante la última
semana. A continuación, comenzó con la actividad prevista que consistía en que
los alumnos representaran diferentes papeles en grupos de 3: uno sería la
persona que debía actuar, otro el sistema límbico y el tercero
los lóbulos prefrontrales. Antes de pasar a las
representaciones, Francisco leyó varios ejemplos de situaciones conflictivas
que despertarían reacciones en los alumnos, como por ejemplo un chico es
empujado por un compañero para que se caiga al suelo o un chico que le quita el
mp3 a otro. Después, lo que hizo fue solicitar a los alumnos que redactaran
situaciones similares a las que él había leído, pero que les hubieran ocurrido
en realidad. Una vez los alumnos tuvieron escritas sus situaciones las doblaron
y se las entregaron al tutor, quien me nombró “mano inocente” para escoger el
papel y a los alumnos que iban a participar en la representación.
En mi
opinión, fue una actividad muy interesante, puesto que hacía a los alumnos
reflexionar sobre sus actuaciones, ya que aunque la primera reacción siempre era
la emocional, debían razonar la situación y proponer una respuesta que no fuera
instintiva.
Al
finalizar la tutoría me fui a la sala de profesores y estuve revisando la
información que ya tenía para desarrollar el Practicum II y consultando la
documentación del centro para ampliarlo.
A las 10
tuvimos una reunión con el coordinador TIC del centro, que en este caso da la
casualidad de que es el director del mismo, Juan de Dios González. Además de
explicarnos cuáles eran sus funciones nos comentó la distribución de las
pizarras digitales en las aulas, el tema de las licencias de los ordenadores,
los programas de gestión que utilizan (DOCGES y SGD) y los cambios que se están
produciendo con la implantación del software de gestión ITACA.
A las
11.05 acudí con mi tutora a la clase de 1º ESO A, donde al comienzo de la clase
les preguntó uno por uno las preposiciones de memoria, ya que era lo último que
había visto en la clase anterior. Además, corrigieron los ejercicios de
adverbios que quedaban pendientes de corregir y pasó a revisar las
conjunciones.
El miércoles
asistí a la clase de 1º ESO E con mi tutora. La sesión estuvo dedicada al
apartado de ortografía del tema que correspondía al uso de la “j” y a realizar
ejercicios de repaso de la clasificación de los sustantivos (género y número) y de los sinónimos.
La hora después
del recreo la dediqué a consultar el libro de actas del departamento de
castellano. Mª Teresa Fernández, la jefa del departamento, me acompañó a
secretaría, me explicó la estructura que seguía para la redacción de las actas
y resolvió las dudas que tenía al respecto. Además, me enseñó las actas de otro
departamento para que comparara distintas formas de cómo se podía hacer. En el
caso del departamento de castellano ella las redacta a mano, sin embargo, en el
libro de actas que me enseñó las actas estaban escritas a ordenador, sobre un
folio adhesivo que después pegaban en la hoja del libro de actas. También me
explicó que antes las actas se guardaban en cada departamento, pero desde hace
un par de años la dirección solicitó que estuvieran todas localizadas en la
secretaría del centro para facilitar su consulta en caso de que lo solicitara
el inspector de educación del centro.
El jueves
llegué a las 9.50 al instituto y durante la primera hora estuve en la sala de
profesores consultando la programación del departamento y extrayendo la
información más relevante para ir adelantando trabajo.
La hora
después del recreo correspondía a la reunión del departamento de castellano,
sin embargo, no se celebró reunión como tal, sino que los profesores del
departamento estuvieron ultimando los detalles que faltaban para cerrar la
actividad extraescolar de “La senda del poeta” organizada para el próximo día
28 de marzo. Entre otras cosas, cerraron el número de alumnos que podían
participar, puesto que ya tenían más de 200 inscritos, y buscaron profesores de
otros departamentos que quisieran acompañarles, puesto que eran demasiados
alumnos para los cinco profesores que conforman el departamento de castellano.
El viernes
tenía pensado dedicar la primera hora de la mañana a terminar de ver la
documentación del departamento de castellano, sin embargo, cuando llegué al
centro me encontré con mi tutora y alumnos del grupo de 1º ESO B que estaban
decorando los pasillos con los murales que habían preparado con motivo del día
de la mujer trabajadora y me quedé ayudándoles.
A segunda
hora acudí con la profesora Manuela Juan a la clase de 4º ESO B. La sesión estuvo
dedicada al análisis sintáctico de oraciones similares a las que los alumnos tendrán
en el examen del próximo lunes.
A las 9.50
acompañé a Manuela Juan al grupo de 4º PDC donde imparte el ámbito lingüístico y
social. Como los viernes tiene dos horas de clase con el grupo dedica la primera
hora a trabajar contenidos de lengua castellana y la segunda, que comienza justo
después del recreo, a la lectura del libro escogido para el trimestre. En concreto,
los alumnos de PDC están leyendo El valle de los lobos de Laura Gallego.
La evaluación de la lectura se realiza mediante un trabajo final, en el que los
alumnos deben contestar a una amplia serie de preguntas divididas por capítulos.
Además, entre
clase y clase de 4º PDC, coincidiendo con el primer recreo, asistí al taller de
mediación que organiza Manuela Juan junto con otra profesora del centro. El taller
está destinado a alumnos de 1º a 4º de la ESO y a él acuden representantes de los
diferentes niveles. Debido al reducido tiempo del que disponen cada día trabajan
una actividad diferente. El viernes por ejemplo realizaron un trabajo por parejas
basado en la comunicación y la comprensión, donde uno describía un dibujo y el otro
sin poder hacer preguntas ni mirar debía de dibujar lo que le iba explicando su
compañero. Fue muy interesante ver cómo los alumnos actuaban y se controlaban para
no incumplir con las reglas del “juego”, porque en definitiva eso es lo que era,
un juego donde a la vez estaban aprendiendo, que en mi opinión es la mejor forma
de hacerlo.